Esta es una historia verídica, propia del irrepetible realismo mágico venezolano. Le sucedió a una amiga de años; excelente empresaria, editora, vecina de cuando nuestros críos apenas iniciaban el colegio, a quien llamaré Hortencia (igual tiene nombre de flor). A su regreso de la Ciudad Luz, satisfecha por el placer vivido y el deber cumplido me llamó para contarme, entre otras cosas, la aventura que significó el hacer realidad el viaje que le obsequiara una institución francesa interesada en que su revista cubriera para Venezuela un glamouroso evento internacional en pleno París, incluídos hotel cinco estrellas, intérprete y demás exquisiteces propias de la ocasión. Llegado el día, Hortencia, previsiva, responsable y fina como nadie, se aperó con sus mejores galas, afinó todos sus equipos audiovisuales con tecnología de punta, llenó una gran maleta con la última edición de sus publicaciones y algo de ropa (de allá vendría la que faltaba), contrató el taxi que la bajaría al aeropuerto
Comentarios
Te felicito, por éste blog y que sea muy fructíero en satisfacciones