Esa deliciosa soledad que me acompaña desde siempre, hay días y noches en que confunde el invierno con el verano, el Sur con el Norte, o al revés. Pero siempre me regresa... Días como ayer que me esbozó amaneceres, voces, crepúsculos y miradas de hace tiempo... Ilusión de ese roce presentido que comenzara en las puntas de mis pies y llegara fortalecido hasta mi alma... Sueño de placer estremeciendo cada poro de mi cuerpo desnudo y erizado, que me llevara luego del estallido a la ternura escondida en el abrazo cálido... Inmenso deseo de que la locura me invada y que siga sin descanso el camino del amor, guiada por el sexto sentido, el séptimo y todos los demás, hasta tomarme para siempre el corazón... Noches como la de anoche en que la vida se me hizo una cobija rota... Toda la noche tuve frío por dentro, sufrí de sueños sin sueño, me asaltó el fantasma de los besos negados y me agobió aquel todo que se volvió nada, pero sigue tercamente agazapado en mi desnudez sin caricias, en mi por
Tejiendo y destejiendo sueños...