Ir al contenido principal

26. Sin alas...


Sucede que
lavo las huellas
y lijo las marcas
todos los días...
pero cuando creo
que empiezas a diluirte
el pincel de una canción
vuelve a dibujarte
Tu recuerdo me sigue trayendo
brisa de rambla en las tardes
esperas mirando el Ávila
y tu abrazo sigue vivo
en mis mañanas de bungavilla...
Mis silencios prolongados
terminan hablando de tu cuerpo
y el corazón con licencia franca
para seguir otras rutas
termina recalando en tu vía
violando todos los semáforos...
El sueño que me habita
definitivamente mudo
me mira desde lejos
me habla desde adentro
no puede volar
le falta un ala...
A veces corriendo el riesgo
de dejarlo allí muriendo
por condernarlo a ser sólo un sueño
he adelantado todos mis relojes
y le he enviado el pasado
sin dirección de remitente
pero el tiempo me ignora
y se empeña en regresarte
...sin las alas

Comentarios

Anónimo dijo…
Ocurra lo que ocurra, aún en el dia más borrascoso el tiempo pasa y con él todo se aleja.
Y yo no me moveré de aqui...

Entradas más populares de este blog

8. En camino

La prisa cuela el aire entre mi ropa y camino vestida de tu aliento Mi boca buscando calles repite tu nombre Mis ojos heridos por el neón reclaman tu mirada Mis manos contando monedas acarician tu pecho Mis pies apurando semáforos encuentran tus pasos Mi sombra, panambi vera, levita hacia tu alma y mi cara al viento es el epígrafe de tu alegría

19. Las luciérnagas...

Muy pequeñita, desde la ventana de casa vi alguna vez diminutas lucecitas yendo de un lado a otro en el jardín. Luego supe por los textos escolares que aquellos punticos luminosos eran emitidos por las luciérnagas. Sin embargo, debo decir que nunca entendí ni averigüé en detalle sobre aquel extraño proceso de origen animal. Posteriormente, mi primer encuentro cercano -debido a un tercer tipo...- con la luz de las luciérnagas fue metafórico. Estaba en la universidad y vivía en una residencia para estudiantes donde la dueña literalmente moría por su impenitente y malhadado amor, a quién ella a pesar de todo se empeñaba en llamar "Mi solecito". Un buen día, o mejor una mala noche, a "Mi solecito" se le pasaron las copas, las horas y las manos... y al desayuno de la mañana siguiente la mirada de nuestra querida casera era oscura por dentro, de frente y de perfil... No obstante, como siempre, doña Sarita llamó: "¡Solecito, tu desayuno está servido!". Fue entonc

35. Destino París... ¡Glamour a trocha y mocha...!

Esta es una historia verídica, propia del irrepetible realismo mágico venezolano. Le sucedió a una amiga de años; excelente empresaria, editora, vecina de cuando nuestros críos apenas iniciaban el colegio, a quien llamaré Hortencia (igual tiene nombre de flor). A su regreso de la Ciudad Luz, satisfecha por el placer vivido y el deber cumplido me llamó para contarme, entre otras cosas, la aventura que significó el hacer realidad el viaje que le obsequiara una institución francesa interesada en que su revista cubriera para Venezuela un glamouroso evento internacional en pleno París, incluídos hotel cinco estrellas, intérprete y demás exquisiteces propias de la ocasión. Llegado el día, Hortencia, previsiva, responsable y fina como nadie, se aperó con sus mejores galas, afinó todos sus equipos audiovisuales con tecnología de punta, llenó una gran maleta con la última edición de sus publicaciones y algo de ropa (de allá vendría la que faltaba), contrató el taxi que la bajaría al aeropuerto