Ir al contenido principal

17. Del enamoramiento al amor...



El enamoramiento es una etapa deliciosa, común, merecida y conocida por todo mortal (que se cree inmortal bajo su influencia), signada por un entusiasmo que apela a los excesos, donde todas las manifestaciones se transforman en visiones sobrenaturales y donde los defectos son también 'visiones' que se barren debajo de la alfombra...

Durante su proceso los médicos no se explican cómo aquel cristiano antes rayano en la hipocondría, aquejado periódicamente de astenia, gripe, amigdalitis, pulmones, corazón o tensión arterial, a quién se le recomendaron urgentes ejercicios de relajación y respiración profunda, deja de pisar el consultorio aunque ahora sólo jadea y no utiliza la nariz más que para olfatear el aroma del deseo (léase feromonas...).

Y es que no lo ha entendido nunca nadie, ni los médicos con todos sus años de estudio al respecto: se ha comprobado que durante el enamoramiento se produce un 'alzamiento' de las hormonas propias y comunes como la adrenalina, y de ciertas sustancias como las endorfinas, las dopaminas y todas las demás 'inas' conocidas y por conocer, traduciéndose en una poderosa voluntad de ser y de hacer... cualquier cosa que conduzca al sujeto de la pasión. ¿Será por eso que algunos se empeñan en llamarle 'química' a esta realidad mágica de absoluta inconciencia e inconsistencia? Lo que sea y como se llame, este poderoso estado volitivo trasciende inexplicablemente el tiempo, espacio, principios, capacidades y nos convierte en héroes de nuestra propia novela o batalla ...mientras dura.

Es cierto que esta maravillosa transformación de nuestra humanidad, encuéntrese ésta en el estado en que se encuentre cuando es asaltada por la inefable sensación, nunca se planifica ni se adquiere a crédito; llega de golpe y porrazo y casi siempre se marcha igual o, cuando peor, simplemente cambiando la preposición: a golpe y porrazo... dejando siempre deudas impagables e innombrables... Y si no, dígalo ahí aquel que tenga la prueba en contrario.

Todo lo anterior bien diferenciado del proceso que se da cuando experimentamos (¿o logramos?) la llegada y permanencia del amor. Pero este es tema para la próxima.

A manera de adelanto, no es menos cierto lo difícil que resulta, cuando no improbable, pasar del enamoramiento al amor, pues interfieren el compromiso; diferentes puntos de vista acerca de la individualidad, la paternidad, la crianza de los hijos; las deudas hipotecarias y otras obligaciones; las pequeñas viejas costumbres; la rutina; el cansancio producido por la indefectible cotidianidad que termina imponiéndose aún en época de vacas gordas, (para no hablar de lo que pueden causar las vacas estilizadas...); las infidelidades 'veniales' y un largo rosario de etcéteras que sólo conocen y han dominado los tenaces valientes que logran trascender la primera etapa...

Comentarios

Entradas más populares de este blog

19. Las luciérnagas...

Muy pequeñita, desde la ventana de casa vi alguna vez diminutas lucecitas yendo de un lado a otro en el jardín. Luego supe por los textos escolares que aquellos punticos luminosos eran emitidos por las luciérnagas. Sin embargo, debo decir que nunca entendí ni averigüé en detalle sobre aquel extraño proceso de origen animal. Posteriormente, mi primer encuentro cercano -debido a un tercer tipo...- con la luz de las luciérnagas fue metafórico. Estaba en la universidad y vivía en una residencia para estudiantes donde la dueña literalmente moría por su impenitente y malhadado amor, a quién ella a pesar de todo se empeñaba en llamar "Mi solecito". Un buen día, o mejor una mala noche, a "Mi solecito" se le pasaron las copas, las horas y las manos... y al desayuno de la mañana siguiente la mirada de nuestra querida casera era oscura por dentro, de frente y de perfil... No obstante, como siempre, doña Sarita llamó: "¡Solecito, tu desayuno está servido!". Fue entonc...

15. Noria

Cuando se acaba un amor termina el camino se quiebran los sueños duerme la esperanza somos menos niños... Cuando se acaba otro amor se acaba la prisa desvela la espera se arrastran los pasos nos pesa la vida... Cuando se acaba un amor calla la memoria rompemos los sobres cerramos los libros truncamos la historia... Cuando se acaba otro amor sufrimos de invierno se secan los besos empapa el recuerdo nos hacemos viejos... Cuando se acaba un amor perdemos la risa cambiamos la dieta nos volvemos sombra el sol nos lastima... Cuando se acaba otro amor sentimos que el alma tiembla en la garganta no existe el mañana y huyendo a la ausencia nos duelen las alas...

43. Comamos y bebamos que mañana moriremos...

La mayoría de nosotros recuerda de niño haber repetido con aire importante ciertas frases que seguramente le escuchó a alguien admirado por cualquier motivo, bien sea el/la compañer@ de años superiores en el colegio, el/la amiguit@ que nos hacía tilín en el recreo o porque la escuchara en cualquier otro lado. Fue así que una vez llegué a casa y dije rimbombantemente en presencia de mi mamá algo que para aquel momento me sonaba de lo mejor y que no recuerdo dónde recogí: Comamos y bebamos que mañana moriremos . No recuerdo si fue a la hora del almuerzo o qué, pero algo así debió ser. Tal era la poca conciencia que en aquel momento podía tener yo de lo que estaba diciendo... Mi mamá, aterrada y con cara de epopeya, como el ser humano recto y la madre excelente que siempre fue, de inmediato me sentó a su lado y me enumeró incontables razones para vivir a conciencia y con mesura el presente y prepararnos para el futuro. Muchísimos ejemplos ilustraron la charla que ocupó aquella larga tard...