Ir al contenido principal

50. ¡Viva la diferencia!



Está claro. Los hombres, -lo dicen mis cercanos y no tan cercanos amigos-, nos descifran más que nos entienden. Digamos que para su inteligencia, marcada profundamente por su cromosoma Y, nuestro cromosoma X sigue siendo lo que representa matemáticamente: una incógnita a despejar. Y cuando se ponen imposibles, esa X siempre es igual a exceso o equivocación aunque en el fondo sientan y sepan que nuestra diferencia tiene la patica que le falta a su Y... Ya lo dijo alguien de una manera muy poética que ha trascendido en todas las épocas: "Detrás de una mujer, cojea un gran hombre...". No, no era así, sino: "Detras de un cojo, corre una gran mujer...". No, tampoco. ¡Ahh,ya!, así: "Detras de un gran hombre, se busca una mujer..." . Bueno, me doy. Pero es algo así y tiene que ver indudablemente con la patica de la X que le falta a la Y...

Lo cierto es que a la luz del entendimiento masculino y en la mayoría de las circunstancias, cada una de nosotras habla, escribe, siente y transmite en Sánscrito, aunque al final nos concedan la razón (salvo que sea un mecánico o un agente de tránsito). Para la muestra, el siguiente botón...

Hace exactamente una semana me acerqué a la casa de dos buenos amigos de máxima confianza, pareja bienavenida, y los encontré "encamados"... ¡Ajá... paren! Paren la lectura aquí! Usted, amiga, seguramente pensó en un virus, ¿verdad? Y usted, amigo, en qué pensó? A eso me refiero... Bueno, va una de las más notables diferencias, que no vamos a desmenuzar en este momento.

Decía entonces que los encontré "encamados": él, profesional inteligente y trabajador como ninguno, estaba literalmente privado en el sofá, con tres antigripales entre pecho y espalda que, dadas las aperiencias, estaban a punto de graduarse de placebos... Por supuesto, comprados y acercados por su atenta esposamadresecretariaenfermerapsicóloga, que en los comienzos del del contagio y para no preocuparlo, se comportaba además como la modelo publicitaria del mismo fármaco bajo el correspondiente remolino de aire fresco que alborota el cabello, cierra los ojos, dibuja una sonrisa y destapa las narices... Ahhhhhhh (¿La han visto? Seguro que sí, todas los comerciales de antigripales son iguales). Mi amiga era un remolino indetenible entre la cocina, el cuarto de los niños, el teléfono donde atiende a control remoto su propia oficina y la de su maridito, la puerta de la calle y el sofá del moribundo, quién para paliar el insoportable (para ellos siempre es insoportable) dolor de cabeza tenía la TV al mínimo, pues el pobre no podía soportar el grito de los locutores deportivos, gritones desconsiderados, que cuando de goles se trata no entienden la agonía de un cristiano resfriado...
¿Ahora se va entendiendo mejor el asunto, no es cierto? Y este otro botón...
Precisamente en este momento, cuando casi termino el post, acaban de llegar mi hija y mi hijo de la clínica. Anoche nació el bebé de uno de sus mejores amigos. Ante mi pregunta de rigor, así se desarrolló el asunto:
-Yo, interesada y conmovida: "¡Cuénteme!"
-Ella, que viene sensibilizada hasta las lágrimas con el nuevo milagro... "Mami, que niño tan bello, tan saludable. Tiene los ojos de él y la boca de ella, el parto fue perfecto y Carmencita se ve preciosa".
-Él, con un puro en la mano: "¡Qué vaina tan arrugada y llorona! ¿Cómo quedó el partido?"
-Yo... ¿Y cómo viste a Fernando? ...
-Él, interesadísimo ...en el puro: "¿Cómo va a estar, mamá? C...do y con cara de pendejo, pero dice que ya está pensando en el otro". ¿Cómo quedó el partido?

Debo aclarar que la relación de amistad con los nuevos padres del mundo se debe a mi hijo, no a mi hija... Bueno, son puntos de vista, formas de expresión, cultura tradicional; nada que ver con sentimientos y profundidades... dicen.

En fin, no es que las diferencias sean tan determinantes como para pensar en la extinción de la raza humana a mediano plazo. No hay cuidado, ya ven la reacción de Fernando ante la satisfacción que le produce su hermoso bebé... Y lejos yo de hacer terrorismo en este sentido. ¡Ni más faltaba! Hay que entender que mientras se mantenga la diferencia principal, mientras que seamos XX y XY, ellos seguirán queriendo despejar la incógnita, buscando la patica que les falta y tratando de aprender piropos ...en Sánscrito. Por otra parte, no podemos negar que siglo tras siglo ha sido muchísimo lo que el esfuerzo mutuo ha logrado para que hoy el sudor de la frente y ...del cuerpo sean mejor compartidos y disfrutados. Así que a pesar del Sánscrito, ¡Viva la diferencia!

Pensar que según los más connotados científicos, venimos de ser una unidad biológica, y según las más connotadas tradiciones religiosa, cuántica y filosófica, realmente vamos hacia la unidad perfecta. Yo aquí pensando en las dos posibilidades, me pregunto haciendo caso omiso del Sánscrito: ¿Y de la patica de marras, qué?

Comentarios

Entradas más populares de este blog

8. En camino

La prisa cuela el aire entre mi ropa y camino vestida de tu aliento Mi boca buscando calles repite tu nombre Mis ojos heridos por el neón reclaman tu mirada Mis manos contando monedas acarician tu pecho Mis pies apurando semáforos encuentran tus pasos Mi sombra, panambi vera, levita hacia tu alma y mi cara al viento es el epígrafe de tu alegría

19. Las luciérnagas...

Muy pequeñita, desde la ventana de casa vi alguna vez diminutas lucecitas yendo de un lado a otro en el jardín. Luego supe por los textos escolares que aquellos punticos luminosos eran emitidos por las luciérnagas. Sin embargo, debo decir que nunca entendí ni averigüé en detalle sobre aquel extraño proceso de origen animal. Posteriormente, mi primer encuentro cercano -debido a un tercer tipo...- con la luz de las luciérnagas fue metafórico. Estaba en la universidad y vivía en una residencia para estudiantes donde la dueña literalmente moría por su impenitente y malhadado amor, a quién ella a pesar de todo se empeñaba en llamar "Mi solecito". Un buen día, o mejor una mala noche, a "Mi solecito" se le pasaron las copas, las horas y las manos... y al desayuno de la mañana siguiente la mirada de nuestra querida casera era oscura por dentro, de frente y de perfil... No obstante, como siempre, doña Sarita llamó: "¡Solecito, tu desayuno está servido!". Fue entonc

35. Destino París... ¡Glamour a trocha y mocha...!

Esta es una historia verídica, propia del irrepetible realismo mágico venezolano. Le sucedió a una amiga de años; excelente empresaria, editora, vecina de cuando nuestros críos apenas iniciaban el colegio, a quien llamaré Hortencia (igual tiene nombre de flor). A su regreso de la Ciudad Luz, satisfecha por el placer vivido y el deber cumplido me llamó para contarme, entre otras cosas, la aventura que significó el hacer realidad el viaje que le obsequiara una institución francesa interesada en que su revista cubriera para Venezuela un glamouroso evento internacional en pleno París, incluídos hotel cinco estrellas, intérprete y demás exquisiteces propias de la ocasión. Llegado el día, Hortencia, previsiva, responsable y fina como nadie, se aperó con sus mejores galas, afinó todos sus equipos audiovisuales con tecnología de punta, llenó una gran maleta con la última edición de sus publicaciones y algo de ropa (de allá vendría la que faltaba), contrató el taxi que la bajaría al aeropuerto