Ir al contenido principal

51. Rostro de vos... (Mario Benedetti)

Comentarios

Entradas más populares de este blog

19. Las luciérnagas...

Muy pequeñita, desde la ventana de casa vi alguna vez diminutas lucecitas yendo de un lado a otro en el jardín. Luego supe por los textos escolares que aquellos punticos luminosos eran emitidos por las luciérnagas. Sin embargo, debo decir que nunca entendí ni averigüé en detalle sobre aquel extraño proceso de origen animal. Posteriormente, mi primer encuentro cercano -debido a un tercer tipo...- con la luz de las luciérnagas fue metafórico. Estaba en la universidad y vivía en una residencia para estudiantes donde la dueña literalmente moría por su impenitente y malhadado amor, a quién ella a pesar de todo se empeñaba en llamar "Mi solecito". Un buen día, o mejor una mala noche, a "Mi solecito" se le pasaron las copas, las horas y las manos... y al desayuno de la mañana siguiente la mirada de nuestra querida casera era oscura por dentro, de frente y de perfil... No obstante, como siempre, doña Sarita llamó: "¡Solecito, tu desayuno está servido!". Fue entonc...

15. Noria

Cuando se acaba un amor termina el camino se quiebran los sueños duerme la esperanza somos menos niños... Cuando se acaba otro amor se acaba la prisa desvela la espera se arrastran los pasos nos pesa la vida... Cuando se acaba un amor calla la memoria rompemos los sobres cerramos los libros truncamos la historia... Cuando se acaba otro amor sufrimos de invierno se secan los besos empapa el recuerdo nos hacemos viejos... Cuando se acaba un amor perdemos la risa cambiamos la dieta nos volvemos sombra el sol nos lastima... Cuando se acaba otro amor sentimos que el alma tiembla en la garganta no existe el mañana y huyendo a la ausencia nos duelen las alas...

56. Adviento

Está bien, ven a traerme cascabeles, tú que piensas que nada es imposible. Ven a quitarme esta tristeza que no cesa, cambia mi queja por canto en tu guitarra, pon colores en mi cara cenicienta, tómame de la mano y haz que ría, háblame de tu gente y de tu tierra, mientras cantamos juntos a Sabina Escucha, cuando llegues mi puerta estará abierta, no te extrañen las luces apagadas a pesar de la época de Adviento, sólo entra y abrázame... No preguntes, regálame en silencio el sol que te acompaña Mi cielo está nublado y no es invierno, mis tardes son oscuras y hace frío. Yo dejaré que tu calor me cubra, sólo tú tienes la llave del paréntesis y por tu bien debes cerrarlo luego... Serán momentos de vida, tú la traes, y si quiero vivir te necesito... Yo te daré de mí lo que tú siembres, pero aunque suene duro y no lo entiendas, por preservarte el sol que me regalas, ya lo sabes, te guardaré un pasaje de regreso...