El enamoramiento es una etapa deliciosa, común, merecida y conocida por todo mortal (que se cree inmortal bajo su influencia), signada por un entusiasmo que apela a los excesos, donde todas las manifestaciones se transforman en visiones sobrenaturales y donde los defectos son también 'visiones' que se barren debajo de la alfombra... Durante su proceso los médicos no se explican cómo aquel cristiano antes rayano en la hipocondría, aquejado periódicamente de astenia, gripe, amigdalitis, pulmones, corazón o tensión arterial, a quién se le recomendaron urgentes ejercicios de relajación y respiración profunda, deja de pisar el consultorio aunque ahora sólo jadea y no utiliza la nariz más que para olfatear el aroma del deseo (léase feromonas...). Y es que no lo ha entendido nunca nadie, ni los médicos con todos sus años de estudio al respecto: se ha comprobado que durante el enamoramiento se produce un 'alzamiento' de las hormonas propias y comunes como la adrenalina, y de ci...
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