Los poetas no vemos las cosas como ellas se muestran... tenemos un ojo escondido en el alma que es ventana hacia la mano...
Podemos traducirnos en un poema, pero jamás traducir en él al poeta... Es inútil intentar que el poema sea una puerta que lleve al poeta. El poema no nos pertenece; es es el camino hacia el espíritu de lo que encierra, y se desnuda sólo a quién se descubre en él...
Por eso el poema puede ser tan discurso del espíritu y del cuerpo como oración que se hace caricia... Puede ser el eco de un secreto o el grito de un silencio... Sabe cómo alimentarse del vacío y llenar todos los espacios... Puede ser tan universal como la vida misma y tan individual como la propia muerte...
Por eso para hacer un poema basta dejar que la mirada del alma llegue a las manos luego de recorrer los caminos del hombre...
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Ilustración: "Metamorfosis por amor", de Octavio Ocampo
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