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45. Casas...

La casa vieja de mis primaveras
trae aires de yerbabuena y jazmín,
de muñecas de trapo y perro fiel,
de libros, naftalina y piano,
de respeto, cariño, bendiciones,
de chocolate, pan y queso,
de alegría con coco y anís
y sueños coloridos...


La casa vieja de mis veranos
huele a algodón de azúcar,
a escalera empedrada,
a los Vientos Alicios,
a amarillo varón,
a rosado nenita,
a pechos rebosantes,
a juguetes y mimos,
a sombras dibujadas
por adioses lejanos
y a nostalgia de exilio...

La casa de mis inviernos
guarda aires de rosas amarillas,
de nobleza canina,
de trabajo y desvelos
de balcón, luna y montaña,
de música callada,
de deseos dormidos,
de esperanzas y ausencias...

En la casa de mi otoño

huele a miel y a mastranto,
a aprendiz de poeta,
a canto nuevo,
a hijos con destino,
a amor de media tarde,
a hoy y sólo hoy,
a pasos sin regreso,
a Patria adolorida,
a fruto y libertad
a vuelta de la esquina...

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